lunes, 28 de marzo de 2011

Ramón María del Valle-Inclán


Escritor español, nacido en Villanueva de Arosa (Pontevedra) y fallecido en Santiago de Compostela. Pasó su infancia y adolescencia en su comarca natal y cursó la carrera de abogado en la Universidad de Compostela. A los veinte años se trasladó a México, de donde regresó poco después. En 1895 inició en Madrid sus tareas literarias con cuentos y artículos, publicados en la prensa, que permitían vislumbrar al futuro maestro. Recorrió gran parte de América del Sur y de 1914-18 vivió en Francia.

Valle-Inclán representa, frente a la línea de la Generación del 98 propiamente dicha -Unamuno, Azorín, Antonio Machado...- una tendencia más esteticista y complacida en efectos de lenguaje y forma -es decir, lo que se ha llamado en literatura «modernismo»-. No se trata, sin embargo, de un vacío estilismo; en el trabajo de taracea de Valle-Inclán, e incluso en su curiosa y extravagante personalidad, rodeada por él mismo de fabulosos embustes, había un designio moral en la búsqueda de refinada perfección, siquiera en el arte. 

Su obra es vasta y toda ella marcada por un sello inconfundible; en cuanto a la poesía, sus versos están hoy demasiado olvidados, porque su calidad pictórica y musical no responde a los gustos que han venido luego; pero no pierden su vigencia. 

Mejor pervive su obra narrativa, cuya exquisitez expresiva parece contraponerse, aun con exageración, al descuido prosaico de los narradores españoles de la segunda mitad del siglo XIX. Quizá su obra más famosa sea la tetralogía de Sonatas (1902-05), cuyo protagonista, el marqués de Bradomín, «feo, católico y sentimental», tiene algo de Don Juan, pero trasladado a unas atmósferas inesperadas -la mexicana, que en realidad es imaginaria, o la gallega, en la de Otoño-. Aquí Valle-Inclán ha creado un género de escasa resonancia en lo sucesivo: la que podríamos llamar «novela artística», pintada con refinada morosidad, creando una densa neblina de irrealidad lírica.

Seguramente contiene mayor virtuosidad su genial novela seudo-americana Tirano Banderas (1926), que, sin verdadera experiencia de la tierra de ultramar, se pone a la cabeza de las narraciones revolucionarias y paisajistas que luego han sido predilectas de los novelistas de Hispanoamérica. Ya es característico el hecho de que en su estilo, aun pretendiendo ser un relato de ambiente mexicano, se mezclen las expresiones típicamente mexicanas con las argentinas; todo ello, desde luego, sin perder los giros propios, madrileños y regionales, tan explotados y personalizados siempre por Valle-Inclán. Pero, una vez que el oído acepta tal polifonía, es preciso rendirse a la evidencia de que esta novela del «generalito» es una pieza maestra, aun dentro de toda su irrealidad de segunda mano. 

Con todo, el gran legado de Valle-Inclán hubiera podido ser el ciclo, apenas comenzado, El ruedo ibérico (iniciado en 1920), que quiso renovar el género galdosiano de los Episodios nacionales, tratándolo con todo lujo de estilismo. Sin embargo, La corte de los milagros (1927) y Viva mi dueño (1928), llegan a quedarse demasiado enredadas en las volutas de la expresión recargada, aunque son una sabrosísima estampa imaginada de la España de Isabel II, figura ésta que tanto obsesionó a Valle-Inclán -también en el teatro, en Farsa y licencia de la Reina Castiza-. Tal vez para el lector medio, el Valle-Inclán novelista puede tener su más grato acceso en Los cruzados de la causa (1908), trilogía de novelas de la Guerra Carlista.

Cuestión aparte es la del teatro de Valle-Inclán, algunas de cuyas piezas siguen representándose en escenarios de minoría. Por un lado, hallamos en él una sección de obras líricas, a veces demasiado ornamentadas y convencionales (Cuentos de abril), pero a veces sugestivas en su calidad lírica (Romance de lobos), y, sobre todo, las obras que Juan Ramón Jiménez admiraba como su «teatro gallego». 

Pero lo más característico del teatro valleinclanesco es su línea de «esperpentos», piezas de agrio colorido y acción violenta, donde las figuras son caretas grotescas o figurones de un solo trazo. Este singular mundo teatral va desde la brutalidad de Ligazón al falsete guiñolesco de Los cuernos de Don Friolera (o en otro corte, desde la pasión intensa de La cabeza del Bautista a la caricatura fúnebre de El terno del difunto). Aquí está probablemente la más fecunda sugestión dejada por Valle-Inclán para lectores y creadores sucesivos, aunque las costumbres del público teatral no hayan dado hasta ahora plena vigencia a este legado escénico; su talento tuvo su mejor logro en las tablas, donde todo personaje debe estar reducido a unos pocos trazos y a unos pocos modos de expresión, más bien que en la novelística, cuya obligación de narrar queda interferida por el explayamiento de Valle-Inclán en la ornamentación del estilo.


Los años siguientes están marcados por la alternancia entre períodos de reconocimiento y cargos públicos con otros de penurias económicas. Se divorcia de su esposa y ve rechazada definitivamente su candidatura a la Academia.

Muere en Santiago el 4 de Enero de 1936. 

viernes, 11 de marzo de 2011

Me sentará bien llorar esta noche



ME SENTARÁ BIEN LLORAR ESTA NOCHE

Me sentará bien llorar esta noche
pondré irlanda vilanova dos infantes dos rosas en el ferrol de
hierro
y tus ojos infieles en el filo del crepúsculo
intentaré ponerme delante de mí por una vez
y dejar en las puertas banderas desgarradas pimentel y sedas rotas
me sentará muy bien llorar y una pipa
me dará ese tono o'casey cuando hijos de carne mía y no de
piedra pómez
se deshacen en abalorios entre los dedos
me sentará muy bien un escalofrío en lecho de metal y solo
sé considero entiendo y sin embargo
la botella de dulcísimo aguardiente de no ser hombre junto a
la mano
me sentará muy bien un descargar horror y cierta insania
porque tengo un caballo que nunca tuve y este crepúsculo
me sentarán muy bien delante de los ojos culebras y detalles
de azabache
que digan soy yo solo me pierdo entre ceniza desesperado
viento harija
me sentará bien llorar por mi pasado yo como alabastro
erguido en los amaneceres isla alabada de cristal cunqueiro
naturalmente naturalmente me sentarán bien pipa y alcohol
dulces entregadas cosas chinas enquistadas lacas y como sedas
y cerezos
y el negro fondo del vino que perdimos ayer
me sentará de azul lo que no digo
llorar y contemplar en el techo horrendo que se comba y quiebra
la presencia impar de partes tuyas que jamás me diste
y súbito tremendamente más tu lo haces junto a mi aldea y los
amigos
o cualquier cosa rota y muy vecina
reclamando quizá madre o patria celta o simplemente piedra
sin usurar ciertos mediodías
cualquier cosa de lo que no tiene sombra
digo que hermanos no tengo en esta noche
digo que estoy llorando solo como quien canta
y ciego el canto contra el gran silencio que estalla y trae un tiro
en el estómago.

Comentario: este poema trata sobre la morriña que siente Méndez Ferrín por su tierra, Galicia .



Saludemos a la muerte



SALUDEMOS A LA MUERTE
Saludemos a la muerte;
en la palma de la mano no sostengamos ónices.
            
Llamémosle:
libro de silencio,
pórtico terminal de la esclavitud,
escritura feliz de la opacidad,
luz que desata y nombre de la alegría.
            
Saludemos a la muerte;
no les demos cobijo a Bach ni a Joplin.
            
Contemplemos
su hermoso rostro a nuestro lado.


Comentario: Este poema trata sobre la muerte y las formas que tiene el escritor de nombrarla para hacerla menos dura.

Podría llamar ahora



PODRÍA LLAMAR AHORA

Podría llamar ahora
por Kerouac
porque entre los dos hay un río
de tristísimo otoño
pero
prefiero contemplar
las criaturas preciosas
-ya sabéis: perlas, oro,
cuando en el cristal luciente y mármol-
de Bembo
y miro atentamente
lo más estéril,
-gema, libro, lámpara-
que denote las propias
bases o pies de barro
de mi palabra
y presagie hermosamente
la cosa la cosa
el objeto formal
e inerte
en que me voy erigiendo cuidadosa y artificioisamente
podría llamar ahora
por Kerouac
o a la juventud perdida
porque entre las olas discurre el río
de la muerte.


Comentario: Este poema podría tratar sobre dos amantes separados por la muerte de uno o la referencia al río de la muerte podría ser por las muertes que conlleva una guerra. También podría ser referente a la lengua gallega y la represión que sufre esta.




Cantiga do amante preso


CANTIGA DO AMANTE PRESO
A cadea e un vestido de pedra
JAGOT
Boas noites, amiga,
Dígoche dende o cárcere
Mesto espacio de sombras
Limitadas a carne,
Promontorio de pelos
Elévase no sangue
E a luz, como un cheirume,
Esvara, negra, avante.
Detéñense as palabras,
Os pensamentos pairan,
Como un morcego tépedo
O corazón se cala.
Na cadea hai menceres
De néboa en cada ollada
E ratos grises fanche
Un burato na alma.
Hai unha dor cega
Que cada cousa mancha
E podremias antigas
Ao corazón se engarran.
A espiral da tortura,
As pantasmas odiadas,
O libro do silencio
E a tristura probada
Rematan nesta noite,
Oh miña ben amada,
Para comezaren logo
Á mañá, como lama,
Boas noites, amiga,
Dígoche dende o cárcere,
Mentres o teu recordo
Froitifícame, árdeme.
(de Poesía enteira de Heriberto Bens)
X.L. Méndez Ferrín


Comentario: En esta poesía de Xosé Luis Méndez Ferrín el escritor busca la excusa del amor para describir y denunciar la situación vivida en  la cárcel y los sentimientos allí desatados.